Es un
concepto que apenas comienza a tomar forma, pues desde las perspectivas mas
convencionales devenidas de las influencias biologistas y psicologistas, se
refiere a la capacidad de movimiento fisiológico e incluso orgánico que se
asocia con lo motriz o fuerza impulsora de algo.
De
hecho, un gran inconveniente que se encuentra al intentar búsquedas por
Internet es que los datos que aparecen se relacionan con movimiento de máquinas
o incluso con procesos motores que dinamizan el desarrollo de empresas y
economías.
Para
diferenciarlo de esos procesos que impulsan sistemas de cualquier índole, se ha
intentado el concepto de psicomotriz como referente a ese movimiento controlado
de alguna manera por la mente. Sin embargo este concepto es referido desde la
psicología y biología y actualmente desde la neurociencia como los procesos
impulsores de movimientos devenidos de respuestas a estímulos entre sistemas
neuronales aferentes y eferentes. Incluso se habla de neuronas motoras como
aquellas que traducen el estímulo hacia una acción motriz (ver por ejemplo
Kandel, Schwartz y Jessell1997). La motricidad humana. Un proceso de
construcción
Es
evidente que la tendencia anteriormente mencionada manifiesta un enfoque
funcional de la motricidad, toda vez que se define desde la capacidad para
generar un movimiento y la efectividad y eficiencia de este.
Pero,
¿dónde quedan esos procesos de construcción social de la motricidad que
garantizan las prácticas y realizaciones más complejas que el hombre y mujer de
la actualidad realizan a diario? ¿Acaso todo lo que realizamos a nivel motriz
es devenido de la herencia biológica y está predeterminado sin influencia de
las mediaciones culturales? ¿Somos sujetos motricios por naturaleza o llegamos
a serlo desde la cultura?
Estos
y otros interrogantes que desvelen la proximidad de la motricidad con nuestra
constitución como humanos, deben ser planteados para poder abordar el real
significado de motricidad.
La
motricidad es mucho más que la funcionalidad reproductiva de movimientos y
gestos técnicos, es en si misma creación, espontaneidad, intuición; pero sobre
todo es manifestación de intencionalidades y personalidades, es construcción de
subjetividad.
Lo
que nos aproxima a nuestra naturaleza humana es definitivamente la cultura,
somos como lo propone Tapias (citado por trigo, 1999, p.53), sujetos
culturizados y esa posibilidad ha sido otorgada al ser humano gracias a nuestra
condición inacabada, a nuestra condición de ser proyectos, pues desde que nacemos
manifestamos esa condición con la neotenia o "nacida antes de
tiempo".
Al
parecer eso que era considerado antes como una debilidad es lo que nos permite
llegar a ser lo que somos, es lo que nos posibilita prepararnos para ser cada
día mejores seres humanos. O sea, la condición misma de nuestra naturaleza
humana, nos obliga a construir paso a paso nuestra vida, nuestra personalidad,
nuestro yo.
Es
evidente que esa cualidad de ser proyectos se manifiesta también en nuestra
motricidad, somos creación motricia; mediante el paso de nuestra vida estamos
construyendo con el día a día nuestra identidad motricia, eso es lo que
fundamentalmente nos separa de los otros animales. Podemos construir nuestro
propio movimiento como expresión de lo que somos, como manifestación única de
nuestra personalidad.
Por
eso, existen personas quienes han construido su identidad motricia desde un
deporte; sin embargo, no existen deportistas que lo hagan de la misma forma,
cada uno ha logrado un estilo particular, ha estructurado una forma de manejar
los gestos técnicos del deporte desde su personalidad; ha constituido su
identidad motricia. (Riera, 1994, lo consideraría desde las necesidades del
contexto)
Lo
mismo pasa con aquellas personas que no han definido su identidad motricia
desde un deporte determinado; ellas tienen una forma particular de moverse, de
expresar sus intenciones y preocupaciones, una forma particular de utilizar la
motricidad para darse a conocer, para comunicarse, para hacerse visible o invisible
en el marco de sus posibilidades socioculturales.
Pero
quienes han definido su identidad desde un deporte, también lo han hecho desde
la perspectiva anteriormente descrita.
Podríamos
afirmar entonces que construcción de la identidad motricia no es el resultado
de un estímulo, sino la pregnancia (como lo diría Cassirer) de los múltiples
procesos, no solo motricios, sino afectivos, cognitivos y estético expresivos
que el sujeto ha recibido durante toda la historia de su vida.
Es
evidente que esa construcción del yo motricio se realiza desde la intervención
del individuo en los procesos de acción comunicativa (Hábermas, 1999) o en los
intersticios de las realidades conversacionales (Shotter, 2001).
O
sea, existen múltiples factores o mediadores que inciden en la construcción de
la identidad motricia; todos ellos enraizados en el "bullicio de la vida
cotidiana".
Como
vemos, la educación física, el deporte, la recreación, la danza, el juego, el
ejercicio; son apenas manifestaciones de la motricidad humana que ayudan en la
construcción del proceso de identidad motricia, en la búsqueda de nuestra
humanidad, en la carrera por llegar a ser sí mismos.
Por
eso, el papel de la motricidad humana, no puede estar reducido a las
manifestaciones técnicas de la motricidad, ni a aquellas que se relacionen con
la producción, el rendimiento y la funcionalidad; por el contrario, debe
trascender hacia expresión de la corporeidad como forma de vida, como
manifestación de sentido que pese a estar construido desde las relaciones con
el otro y lo otro, se expresan de forma individual y los hacen ser lo que somos
y podremos llegar a ser. "No se puede reducir, sólo a aspectos
relacionados con el movimiento físico de la persona, sino que trasciende implicando
al sujeto en todo su yo" (Trigo y col., 1999, p.52)
Sin
embargo, la motricidad ha sido reducida, en la actualidad a lo meramente motor,
a ese componente de fuerza motriz que anima e impulsa un sistema a funcionar.
En
un intento por comprender la naturaleza de esa perspectiva planteo un análisis
desde los medios masivos de comunicación y la clase de educación física. La
motricidad y los medios. Categorías desde el utilitarismo consumista
Las
formas como se ha concebido la educación física en la historia ha cambiado de
acuerdo a los intereses de la sociedad, y pese a que los intereses de los
medios masivos están representados en la industria cultural tomando como
síntesis el consumo, no son en realidad esos los intereses de la sociedad. Por el
contrario, los intereses de una sociedad estarían mediados, mejor por las
necesidades y proyecciones sociales que viabilicen mejores condiciones de vida
a la sociedad en un marco del desarrollo humano (Gaviria, Trujillo, 1994; Banco
Mundial, 2003; Gómez, Buendía 1999).
Lo
anterior implica que los intereses de la sociedad respecto de la educación
física no son los mismos de los medios masivos, pues mientras ellos procuran
unos revalidados en el consumo, la educación física los proyecta desde las necesidades
de desarrollo humano tomando en cuenta la perspectiva de integralidad del
sujeto, la perspectiva de motricidad como expresión de sentido y vida.
La
sociedad, en la actualidad evidencia una gran necesidad de reconocimiento de la
corporeidad del sujeto desde su propio cuerpo. Se necesita un cuerpo sentido,
para desde esa sensibilidad corpórea constituirse críticamente como persona. Un
cuerpo que se aprehenda desde la practicidad de lo cotidiano, desde la
expresión de vida, desde el sentimiento de expresión de lo que cada uno es como
sujeto. Si bien, el cuerpo conocido desde afuera es importante para la ciencia,
lo que reclama la condición posmoderna es un saber desde adentro, un saber que
no sólo sea la expresión de enunciados sino que involucre las actitudes y
aptitudes en una especie de saber vivir..., donde los conceptos surjan de
expresión mas interna de la práctica vivida y sentida. Sólo de esa manera, el
saber se constituye desde la costumbre en la cultura de un pueblo. (Jean
Francois Lyotard, 1998, p.44)
Ese
saber sentido de la corporeidad, como expresión del significado de ser sí
mismo, es en realidad el saber que requiere la educación física actual; un
saber que conjuga la vida social, creativa, cognitiva y estético expresiva de
cada uno de los sujetos, que se constituye en medio de las relaciones e
interacciones comunicativas y que se expone en la vida cotidiana de una
sociedad y cultura (Trigo, Sergio, Gómez, Devís). Un saber anclado en la
motricidad humana asume las potencialidades de los sujetos pero que reconoce el
papel de la sociedad en su construcción como cultura.
Por
eso Da Fonseca considera que "La motricidad no es impersonal, se
transforma a través de la historia social en la conciencia concreta y
creadora...hasta el momento del dominio del lenguaje hablado, la motricidad, n
perfecta armonía con la emoción, es el medio privilegiado de la exploración
multisectorial y de exploración al entorno. A partir de la adquisición del
lenguaje, el movimiento engloba la regulación de las intenciones y la
concreción de las ideas...la ontogénesis de la motricidad es el corolario de
dos herencias: la biológica y la social..." (Trigo, 1999, p.51).
Los
medios han reducido el saber de la educación física únicamente a lo funcional
de la motricidad: ejercicio para la salud, ejercicio para la estética, deporte
para la salud y la estética. Como es evidente, estas propuestas se fundamentan
todas en el mercado de la venta y el consumo, por eso los mensajes que expresa
se sustentan en la posibilidad de tener un cuerpo saludable que pueda ser
exhibido, mostrado, que pueda ser presentado según los parámetros del mercado.
Cuando estos apuntan a la práctica de deportes siempre lo hacen pensando en la
dinámica de la compraventa, según la cual si tiene capacidades de alta
competición puedes ser vendido y vender espectáculo; las ganancias entonces se
fijan según el espectáculo que el deporte brinde, por eso existen deportes de
primer nivel, los cuales son muy bien pagos por que pueden brindar opciones de comercialización
de gran envergadura, por eso existen deportes que siendo igualmente exigentes,
son de segunda, por que las masas que mueven no propician los ratings que los
medios requieren para promover sus productos.
Hemos
pasado de un concepto de corporeidad instrumentalizada donde el cuerpo es
asumido como herramienta de producción laboral, a un concepto de utilización y
entrenamiento del cuerpo para obtener un récord, concepto en el cual se ha
desplegado un gran desarrollo de las perspectivas orgánicas que propician
parámetros de medición para hacer mas eficiente el rendimiento que lleve a
exhibirlo y comercializarlo. (Trigo y Rey 2000)
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